Ella dice que no me ama pero disfruta mi compañía. Caminamos en las tardes al salir del trabajo y me cuenta historias del pasado. Nos reímos juntos, ella y yo, viendo ponerse el sol detrás de las montañas artificiales de basura. La ciudad nos concede regalos extraños en tiempos de hastío. Cuando es hora de volver, regresamos. Ella se despide con un beso en la mejilla y se marcha a casa. Yo hago lo mismo mientras la veo alejarse calle abajo. La montaña artificial de basura se la va tragando poco a poco como una anaconda engulle un ratón que se sabe ya vencido. Entonces me quedo ahí, en silencio, contemplando el espectáculo convencido de ser feliz. Ella dice que no me ama, pero disfruta mi compañía.
She loves you…
… I think so too!
Muchacho, este relato me ha gustado mucho !! Ando metida en tu blog… ¿me perdonas?
No hay nada que perdonar… al contrario. ¡Sigue explorado… un gustazo tenerte por acá!